lunes, 10 de enero de 2011
Buscando en el baúl…
Esta era la música de moda
Esta era la que no gustaba en esos ambientes
Buscando en el baúl de los recuerdos, encontré este carnet del mítico Club 11 de los sesenta. Teníamos la sede , ¿dije sede?. En la antigua sacristía de la Iglesia parroquial de San Pedro de Mezonzo y la actividad se reducía a organizar guateques los domingos por la tarde…
Allí, era un punto de encuentro de muchos quinceañer@s de A Coruña donde no se vendía alcohol que para eso estábamos en una zona sagrada y a partir de las cuatro de la tarde, comenzaban las colas, para acceder al local. El local tenía la zona de baile, que si mal no recuerdo de unos ochenta metros cuadrados y un pequeño ropero que hacia las veces de eso y donde poníamos los discos.
Por supuesto que los discos eran todos de música, digamos ye-yé, que era lo que primaba en aquellos tiempos, alternando el bailar cada uno a su aire, con las románticas, para bailar “pegados”…
Uno de los organizadores era Jorge Cadavid, quién además de amigo en aquellas épocas, era compañero de estudios y el organizaba la intendencia, que es lo mismo que decir, quién vendía los refrescos, quién se ponía en el ropero, quién ponía los discos y él se encargaba de la seguridad, que curiosamente nunca pasaba nada…
En alguna ocasión, me encargaba a mí, de hacer las veces de disc-jockey y de ahí viene, uno de mis recuerdos más entrañables. Estaba el local de bote en bote, todos bailando al frenético ritmo de Los Salvajes, que era uno de los grupos que mas sonaban por aquellas épocas cuando se me ocurrió poner una canción romántica, creo que era de José Guardiola, del titulo si me acuerdo, Un tango italiano. Conforme sonaron las primeras notas del disco, todos dirigieron sus miradas donde yo me encontraba y comenzaron a exigir la retirada del disco… Al poco tiempo, me vi rodeado de los más “progres”, es decir los que vestían pantalones acampanados camisas de flores y melena, que me exigían otro tipo de música. Cuando ya estaba a punto de ceder a las presiones, apareció Jorge y colocándose delante del tocadiscos, los amenazó con poner toda la tarde ese tipo de canciones y todos cesaron en sus protestas y tuvieron que aguantar el tostón de música que había puesto. Excuso decir, que nadie salió a bailar y así entre murmullos, se tuvieron que tragar la canción.
La antigua Iglesia de San Pedro de Mezonzo, se encontraba situada, al subir la Escalinata de Santa Lucia y existían unos puestos, todos ellos de madera y tras subir unas escaleras, accedías a ella.
La juventud que conformaba el Club 11, estaba formado por menores de dieciocho años que no podíamos acudir a las salas de Fiestas por la edad y los socios no pagaban entrada lo que si tenían que hacer los que acudían de otros barrios, con lo que recaudábamos para comprar los discos y tener nuestras bebidas gratis.