lunes, 6 de febrero de 2012
¿Estoy llegando a la vejez?
O por el contrario, ya estoy de lleno en ella. Mirando hacia atrás, parece que fue ayer, que me encontraba recorriendo la niñez, la adolescencia, madurez, etcétera…
Debe ser eso, porque no paran de asaltarme los recuerdos, me vuelvo nostálgico y parece que lo que me chocaba antes, que era ver como los mayores, hablaban de tiempos pasados y decían que cualquier tiempo pasado fue mejor… aunque no lo comparto.
Si retrocediese en el tiempo y tuviese que elegir de entre las décadas que he vivido, no sabría elegir. Pero quizás, la década de los cuarenta a los cincuenta que fue cuando encontré la estabilidad económica, quizás fuese la mejor. No sólo por eso, sino también, en el aspecto personal, por cuanto, que aunque no podía competir en ciertas cosas, ni con los veinteañeros, ni treintañeros, tenía la madurez, a mi favor.
Los cincuenta, fueron mitad y mitad, por cuanto, profesionalmente, comenzaron los cambios tecnológicos y me tocó vivir en primera persona el cambio de la tecnología analógica a la digital.
Es que los cambios, fueron muy grandes y profundos durante mi vida. Pasé de no ver automóviles por las calles, a ver estas llenas de ellos. Para hablar por teléfono, pasé de pedir conferencias, a llamar a todo el mundo. Lo de Internet, mejor ni nombrarlo. De aquellos ordenadores de fosforito a lo que tenemos ahora.
Todo ha cambiado mucho en todos los aspectos de la vida. De no tener acceso a nada a no tener límites para nada. Aquellas carreteras, mi primer viaje a Madrid, mi primer vuelo en avión, mi primer viaje al extranjero, mi primer coche, un Seat 600 y aquellos viajes interminables por Galicia, trabajando en la puesta en servicio de Centrales de Teléfonos automáticas.
Eran tan largos los viajes, que si trabajabas en Santiago, normalmente pernoctabas allí y venias el fin de semana.
Pasé de tener que dormir en pensiones y casas particulares a hacerlo en Hoteles, de viajar en tren a hacerlo en avión.
Si hasta las olas de frio, no eran lo que son hoy. Recuerdo en especial la de 1970, que me encontraba trabajando en Ponferrada y vine a pasar el fin de semana y tuve que dormir en el coche en pleno Puerto de Piedrafita, porque quedamos cientos de coches atrapados por la gran nevada y como no existían los móviles, sólo podíamos enterarnos de lo que sucedía a través de la radio.
En fin, pues va a ser que si, ya estoy en la vejez, porque no paro de mirar hacia atrás.