jueves, 14 de abril de 2011

Ciclos de vida




No sé qué pasa, pero desde que comenzó la primavera, parece que está desapareciendo una generación. Dicen que el hombre tiene cuatro estados: Las bodas, bautizos, comuniones y entierros. Estoy en esta última…

Lo peor de todo, es enterarte de las causas, porque las que me cuesta asimilar con las que se producen a modo de robo, o lo que es lo mismo, cuando se producen en gente joven.

Pero, en fin, son cosas de la vida y esta hay que aceptarla como viene. Aunque muchas veces, dan ganas de tirar la toalla, ante lo injusta que parece…

En un primer momento, quería dedicar esta entrada, a hablar de los miedos, que nos acompañan en la vida. De aquellos miedos nocturnos, que hacían que nos despertáramos aterrorizados y estos venían producidos, por varias circunstancias…

Una de las que padecimos en la infancia, era la de los “quitagrasas”. Estábamos jugando en aquellas campos que existían en Coruña, concretamente en A Gaiteira y algún niño, hacía correr el rumor de que alguien le había dicho que lo vieran y en cuanto anochecía, todos salíamos corriendo para casa y por el día, cuando normalmente jugábamos alejándonos de los mayores, buscábamos la protección de estos.

Después vinieron las películas de terror y a soñar con vampiros, monstruos, etc. etc. Y es que las noches de los cincuenta y sesenta, eran en verdad terroríficas, apenas había iluminación en las calles y el viento, hacía que las lámparas colgadas en postes les daba un aspecto más lúgubre si cabe. Por las noches, ante la ausencia de televisión, escuchábamos a Alberto Oliveras, en Ustedes son formidables y recuerdo especialmente, sus relatos de los mineros y aquel gas letal que era el grisú…

Ya con la televisión y en blanco y negro, recuerdo una serie de Narciso Ibáñez Serrador, Es usted el asesino”, que volvió a teñir de pánico las noches., sobre todo en el público femenino.

También recuerdo con especial añoranza, escuchar por las noches a Radio Pirenaica, que te infundía el terror, de estar haciendo algo prohibido, poniendo el volumen al mínimo. Esto lo hacía en casa de la Señora Esperanza y el Señor Marcelino, que eran vecinos y del que decían los vecinos que era republicano y algo raro pasaba, porque en el verano, cuando venia Franco, el desaparecía o como decía Esperanza, se iba de vacaciones. No sé porque, pero siempre tuve la impresión, de que lo metían en la cárcel… Pero eran cosas de mayores y no había que preguntar.

Ya en la adolescencia, vinieron los miedos, primero con lo de las bombas nucleares y posteriormente con los extraterrestres. Estos últimos, eran como un virus, hubo una época en que todas las semanas aparecían en algún lado. Creo que todo esto empezó, con la guerra de los mundos y siempre eran malos. Como los indios de las películas, que para ver una en la que ellos fueran los buenos pasaron muchos años y fue precisamente con la película El soldado azul, que a muchos de mi generación, les costó asumirlo.

El vídeo es el tráiler de la película de 1953. La guerra de los mundos