lunes, 7 de febrero de 2011

Un amigo que se fue...




Me lo acaba de comunicar Rosa, con delicadeza…
Nano tengo una noticia que te va a doler… Se ha muerto tu amigo, Sansón. ¿Cómo, cuando se entierra? Le respondí. Ella me contestó que se encontró con su mujer en Alcampo y se lo comentó, pero que sucedió el verano pasado.

¿Quién era Sansón? Pues era ese amigo de la infancia que ves de vez en cuando, pero sin saber porqué, del apretón de manos, pasabas a un fuerte abrazo. Era gitano, como se puede observar en la foto, en la que es el que está en el centro y cuando lo veías te venían a la mente un montón de recuerdos y todos ellos agradables.

Era amigo de sus amigos y en su infancia, era inseparable de su amigo Chelis García Mares, que era otro buen pollo y siempre estaban haciendo “trastadas”. Una de las que no me olvido, es en el antiguo Campo de la Estación, cuando ambos fueron detenidos, por los antiguos carabineros, que la custodiaban y fueron puestos en libertad y en “pelotas”. Nosotros, los encontramos, detrás de unos eucaliptos, solicitándonos que fuéramos a su casa, para traerles ropa.

Posteriormente, volvimos a coincidir haciendo camping en la Playa de Valcobo y así conoció a mi familia y aún queda en mi memoria, el cariño que mi hijo Nano y él se profesaban.

Posteriormente, cuando nos reunimos los niños del Campo de la Estación vino a la comida de la que es la foto y me contó lo de su hijo, que andaba por Madrid, porque quería ser actor y de hecho, participó en la película El laberinto del Fauno, siendo el joven que es golpeado y posteriormente ejecutado en las secuencias iniciales de la película.

En aquellos tiempos, se había quedado sin empleo, pero posteriormente, trabajaba de chofer de la madre de una gran familia de A Coruña y cuando hicimos la comida, asistía a las reuniones, siempre impecable, porque la verdad era que tenía un gran tipo. De traje, con gafas de sol y conduciendo el Mercedes de su trabajo, llamaba la atención…

Se me ha ido un gran amigo con cincuenta y pocos años y espero que su hijo, consiga un día de estos un Goya y se lo dediqué y así recordaré a mi Sansón, que por cierto se llamaba Emilio, pero en la calle lo conocíamos por ese nombre.
No sé si allá arriba, tendrán Internet, pero espero que te puedan llegar hasta ti, mi sentimiento y mis ojos humedecidos con la emoción de tu pérdida.

Lo que si me duele es no haberme enterado y poder acompañar a tu mujer y tres hijos en esos duros momentos. Estoy intentado llamarte, pero tu teléfono móvil, no para de decirme que está apagado o fuera de cobertura…

Descansa en paz.