sábado, 28 de mayo de 2011

Para los que ha perdido algo...



El cuerpo me pide hablar de política, pero no sería prudente…

Por eso, hoy quiero ayudar a aquellos que perdieron su poder…

Hace mucho tiempo, he descubierto un remedio infalible para ello. Se trata de San Cucufato y su remedio, para que aparezcan las cosas. Es infalible y con el paso del tiempo lo he podido comprobar.

Para comenzar, háganse con un cordel y procedan a hacer un nudo y mientras lo van apretando con fuerza, reciten la siguiente oración:

“San Cucufato, mientras no aparezca < Nombrar lo que se ha perdido> los cojones te ato y si me aparece < Lo que se ha perdido> los cojones te desato…

Eso sí, al tratarse de algo, que en este caso, depende de otros, habrá que tener paciencia y esperar cuatro años…

Pero si sirve para aquellos objetos perdidos y que no somos capaces de localizar.

Aprovechando, ya que estamos metidos en esoterismo y seguro que a muchos se les ha caído la “paletilla”, dejo también una oración, para levantarla. Sólo hay que sentarse en el suelo, con las piernas completamente estiradas. Levantar las palmas de las manos y tratar de unirlas, si estas no quedan simétricas, santiguarse y recitar la siguiente oración:

Paletilla, calleiro y espinilla de
vuélvete a su lugar,
como se vuelven las olas al mar.
mano, mantente firme.
como se mantuvo Cristo al pie de la cruz,
a la hora de su muerte,
Amen Jesús.
Con el poder de Dios y la Virgen María,
Un Padrenuestro y un Avemaría.
Gloria al Padre, al hijo y al Espíritu Santo, al final del Avemaría.

Santiguarse y hacer la prueba de nuevo, que seguro la “paletilla” ha vuelto a su lugar.

Seguro que lo apuntado resulta, pero si no fuera así, aún quedan otros actos, como una peregrinación a Lourdes, Fátima…

Aunque lo mejor, sería hacer el Camino de Santiago en solitario. Poque de una cosa estoy seguro y es que no van a contar con su militancia y preguntarles, que es lo que han hecho mal.

A aquellos que se ven perdidos por el camino, de todas formas, les dedico el vídeo. Porque los políticos, como la mayoría de nosotros en nuestra adolescencia no nos dimos cuenta y cuando nos vamos haciendo mayores, repetimos:

Me lo decía mi abuelito,
me lo decía mi papá,
me lo dijeron tantas veces,
me lo olvidaba muchas mas…