lunes, 15 de noviembre de 2010

L a fisioterapia y la parálisis cerebral infantil.



Hace unos días, me encontré de forma casual con uno de los mejores profesionales que he conocido. Una persona que ha dejado un recuerdo imborrable en mi familia, por su seriedad y buen hacer profesional. Era el fisioterapeuta que atendió a Nano, durante los difíciles años en los que te encuentras perdido y todavía no conoces cual va a ser el futuro de tu hijo. Trabajaba en el SEREM y ya hace muchos años que dejo de ejercer su especialidad.

Tras la conversación que tuvimos, delante de su esposa, creo conocer los motivos…

Ahora que han pasado los años y somos conscientes de la realidad, comprendo lo que él sentía. ¿Cómo les puedo decir a estos padres, de lo que se les viene encima? ¿Son conscientes los padres, que mi trabajo poco va a hacer? Estas fueron algunas de las preguntas que él se hacía, por lo visto en aquellos lejanos años.

Él durante la conversación que mantuvimos, dio a entender que los padres que ya padecimos el problema y nos encontramos con la realidad, podíamos ser los asesores de los que comienzan. Pero le desengañé…

Cuando te encuentras con un problema así, con un hijo que todavía no ha desarrollado los signos físicos, como la espasticidad, contracturas, etc., te niegas a aceptar lo sucedido y tratas de luchar contra lo que no consideras irreversible. Vas a una clínica o a Fátima, Lourdes o donde sea, si te ofrecen alguna posibilidad de mejoría de tu hijo.

Le puse el ejemplo del nieto de un viejo conocido, al que me encontré con su hijo, con un problema en el parto y que está pasando por lo mismo que nosotros hemos pasado. Me he visto totalmente reflejado…

¿Qué le vas a decir? ¿Qué una lesión cerebral, es irreversible? ¿Qué no luche o que no se gaste el dinero en clínicas, qué lo que le van a dar es ilusión y poco más? ¿Que el trabajo con un niño paralitico cerebral, es constante y prácticamente es de mantenimiento? Yo les podría contar que lo que pueden lograr con un trabajo constante y diario, se va a reducir a poco, a reducir la espasticidad…

Por lo que me dio a entender, se encontró frustrado en su antiguo trabajo y no precisamente por su labor profesional, sino por el poco apoyo, que encontraban los padres en su realidad. Porque es muy duro primero advertirles de su problema y luego informarles de como va a ser su futuro.
Precisamente, hablando de esto recordaba las palabras del pediatra, que era un señor mayor, que trato de advertirnos, pero como es de suponer, no quisimos reconocerlo.
Como homenaje a aquellos años, una canción de Serrat, que me trae recuerdos, cuando tras comprar el LP, lo puse al llegar a casa y coincidió que mis dos hijos estaban jugando con una pelota y cuando Serrat dice aquello de “Niño, deja ya de joder con la pelota… se quedaron cortados, pensando que alguien los había visto.