martes, 5 de julio de 2011

Luchando por la calidad de vida.



Nuestra casa e la actualidad




Nuestra casa hace quince años.


Allá por 1995, cuando aún estábamos con la hipoteca del piso, comenzamos a hilvanar un sueño. Este no era otro, que buscar una casa, que no tuviera escaleras y que nuestro hijo pudiera moverse en libertad…

Y la buscamos, todos los fines de semana montábamos en el coche y con nuestros hijos, dábamos vueltas y más vueltas, mirando letreros donde ponía: Se vende. Hasta que surgió la oportunidad, una casa, sin barreras, ni un solo escalón, con terreno… Estaba situada en Iñás, era asequible y trabajando yo y Rosa podíamos hacer frente a las dos hipotecas.

A la casa, le faltaban muchas cosas, pero nos armamos de paciencia y tras acondicionarla para poder habitarla en la primavera de 1996, nos mudamos allí. Era un sitio casi virgen, eso sí, la finca estaba cerrada, lo que para nosotros era un plus de seguridad y conscientes, de que había que mejorar muchas cosas comenzamos a residir allí. Primero el tejado, luego fueron las ventanas, luego acondicionar el porche, para los largos días de invierno. No teníamos alcantarillado, ni farolas en el exterior y poco a poco se fueron haciendo mejoras que culminaron tras jubilarme, acondicionando una habitación y cuarto de baño adaptado al ciento por ciento para nuestro hijo.

En la casa, tenemos una zona de jardín y otra de huerto, con gallinero incluido, que nos abastecen el autoconsumo.

Detrás de nuestra casa, existe una cantera, que nunca nos produjo problema alguno. En el pasado mes de Junio, comenzó un trasiego de camiones de 25 toneladas, que para dirigirse a la cantera, tomaban el camino lateral de mi vivienda. La zona de acceso es por una via publica que tiene limitado el peso en 5,5 toneladas, ya que por ella circula el agua y alcantarillado…

De vez en cuando, por ese camino circulaban, camiones, pero nunca llegaron a alterar la vida normal. Pero este mes, cada diez minutos desde las nueve de la mañana, hasta las siete de la tarde de forma continuada, comenzaron a circular, camiones y más camiones. Llamamos a la policía local y tomaron nota del asunto e incluso se desplazó alguno, para tomar nota de los destrozos que estaban produciendo. Pero el trasiego continuaba y decidimos pasar a la acción y nos plantamos en mitad del camino informando a un camionero, de nuestras intenciones…

En este momento dejaron de pasar, gracias a la iniciativa de mi hijo, que nos propuso, ponernos con él en si silla e impedirles el paso.

Esto me recordó, cuando allá a principios de los noventa, la prestación por hijo a cargo, afectado de minusvalía, afectaba en el IRPF familiar y así este incrementaba lo percibido y prácticamente la prestación iba para Hacienda. Al hacer la declaración, está no fue aceptada, por cuanto no contabilizaba esos ingresos y nos personamos en Hacienda, ya que allí fuimos citados. Mi hijo me acompañaba ya que la prestación la cobraba él en una cuenta que tuvimos que abrir a su nombre. Para acceder a la oficina tuvimos que franquear varias escaleras y una vez allí y visto que no íbamos a conseguir nada mi hijo, me dijo: “Papá, ya que nos van a cobrar igual, porque no les dices, que no nos movemos de aquí, mientras no pongan un acceso para minusválidos”.

Dicho y hecho, en Hacienda se montó una buena, con vigilantes de seguridad, ofreciéndose a ayudarnos a subir etc. etc. Al final, después de unas horas muy tensas, cedimos…

Entonces nos dirigimos al Defensor del Pueblo y conseguimos que la citada prestación quede exenta del IRPF.

Ahora, volvemos a estar inmersos en otra lucha, esta por nuestra calidad de vida, pero conscientes, que como lo de Hacienda, la razón está a nuestro favor, ya que si está señalizado a 5,5 Tm, ¿Cómo pueden pasar camiones de 25?